Siempre he pensado que si los de mi generación y los de las
anteriores hubiéramos aprendido inglés a los cinco años o incluso antes –como ocurre
ahora, donde en las escuelas se enseña un segundo idioma desde Infantil- otro
gallo nos hubiera cantado. Más aún en una comunidad como Canarias, donde se vive del Turismo.
Ya de adultos te empeñas en aprenderlo. Logras un alto nivel
pero a la hora de hablar no tienes la “soltura” y la expresión de una persona
que lo adquirió de niño. Por lo menos a mi me sucede. Tienes la mente tan acostumbrada
a pensar en español que cuando intentas hablar no posees esa agilidad por mucho
que tengas un nivel B2.
Por fin desde hace unos años en España se ha apostado por
las lenguas extranjeras ya que queramos o no, el inglés se ha convertido en el
vehículo comercial y de negocios. Sabiendo hablar inglés y español puedes
recorrerte el mundo sin problemas. Pero en este país siempre hubo cierta
reticencia al inglés (no creo que fuera porque nos costara aprenderlo, porque
en realidad la gramática y el vocabulario español es mucho más amplio), sino
debido a la “rivalidad histórica” existente y a las dificultades en pronunciarlo. Prácticamente América se comunica
en español, incluso en países de habla anglosajona como Estados Unidos donde
hay una amplia comunidad hispana.
Este vídeo es una parodia del aprendizaje del inglés:
Mientras en otras naciones de habla no inglesa, por ejemplo de Iberoamérica o resto de Europa, se puede ver en la televisión películas en
versión original, en España siempre se ha tenido la tendencia de doblarlas.
Asimismo, los que estudiamos la EGB empezamos a conocer el inglés a los 11 o 12
años en sexto curso y si lo hacías antes, te enseñaban palabras sueltas: dog,
cat, door, window, pencil.
Luego el “acelerón” en la lengua inglesa llegaba cuando
estabas en el instituto, pero en definitiva lo que aprendías era gramática y
vocabulario. En eso somos los mejores, en cambio en lo que respecta a la expresión
oral y a la escucha ya nos quedamos a la cola. De ahí que en la actualidad a la
mayoría les haya dado por apuntarse a las escuelas de idiomas.
A todo esto hay que sumar el miedo y lo perfeccionistas que
somos los hablantes de español a la hora de expresarnos. Te encuentras por la
calle al típico turista extranjero que tiene nociones básicas de nuestro idioma
y con cuatro gestos y decir “yo comprar” se le entiende. Él carece de vergüenza.
Nosotros parece que tenemos que hablar correctamente o si no nos callamos y nos
quedamos con las ganas, a no ser que te veas en una situación crítica.
Donde más se nota el silencio y la “vergüenza” o miedo al
ridículo es en las clases de inglés. Son más los que no hablan que los
que hablan, cuando en realidad deberían intervenir todos, porque de los errores
se aprende.
Nos guste o no, el inglés es un idioma que obligan para
acceder a gran parte de puestos de trabajo y para comunicarse a través de
internet. Hace una década era valorable tenerlo pero actualmente es obligatorio
ya que piden hasta terceros idiomas como francés, alemán o ruso. Así que no nos
queda otra que eliminar ese miedo a hablar en inglés y “tirarse a la piscina”.
Do you speak English?
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