Había una vez una "islita" al Norte de Lanzarote, situada en
el Archipiélago chinijo, en la que sólo vivían unas pocas familias de
pescadores, en su mayoría vecinos del municipio conejero de Teguise. Aquella
isla tenía unas enormes playas y estaba rodeada de aguas cristalinas. Era un
pequeño paraíso en el Atlántico medio. Casi no había intervenido la mano del
hombre.
Poco a poco, en los años 60 y sobretodo 70, el turismo
comenzó a llegar masivamente a Lanzarote y por tanto, La Graciosa, esa isla o
islote de 29 kilómetro cuadrados con sus preciosas playas de arena blanca,
despertó la curiosidad de turistas tanto extranjeros como nacionales, quienes
llegaban hasta allí en pequeños barcos o falúas. Al principio, sólo hubo una
familia que se dedicó a este tipo de transporte ahora son varias empresas las que
desplazan varias veces al día a turistas e isleños desde el puerto de Órzola
hasta La Graciosa.
Aún a principios de los 80, La Graciosa era una isla prácticamente
desierta. Contaba con las dos localidades de Caleta de Sebo y Pedro Barba. Era
un sitio al que muchos visitantes y lanzaroteños acudían más para pasar el día,
darse un baño y comer el mejor pescado fresco en alguno de sus bares
restaurantes. Sólo los que tenían familia en La Graciosa o conocidos se
quedaban a veranear o estar unos días.
Ya finalizando la década de los 80 y en los 90, se inició el
“boom”, se crearon numerosos apartamentos en la Isla de Lanzarote y en La
Graciosa y los que querían desplazarse por el islote ya no necesitaban bicicletas porque llegaron
los todoterrenos. Creció la población residente como la no residente y empezó a perder glamour La Graciosa, a
la que en la actualidad llegan decenas de visitantes, sobre todo en época de
verano.
El próximo 27 de mayo un grupo de ciudadanos quiere
presentar parte de las 8.000 firmas que se han recogido para que La Graciosa
sea considerada la octava isla del Archipiélago canario con el objetivo de que cuente
con su propia pedanía y con mejores servicios. No estoy en contra de que sea la
octava isla de Canarias, pero sí creo que están “jugando con fuego”.
La Graciosa si se ha mantenido casi virgen ha sido gracias a
que se ha “intervenido” en ella lo menos posible. Convertirla en isla y darle
ciertos privilegios le va a perjudicar más que a beneficiar, porque se
empezarán a construir más casas para albergar edificios oficiales…
No quiero que este lugar paradisiaco del Archipiélago
chinijo empiece a desaparecer como ha sucedido con el Sur de Lanzarote, desde
la Punta de Pechiguera hasta Papagayo, donde ahora no hay sino hoteles y las preciosas
calas de aguas transparentes están masificadas de gente. No se diferencian en
nada de otras zonas turísticas de la Isla como Puerto del Carmen o Costa
Teguise. Hace 20 años eso no sucedía, los que iban a esas playas eran campistas
o amantes de la naturaleza.
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Playa de Las Conchas en La Graciosa Fuente: ociolanzarote.com |
Espero que la posible denominación de La Graciosa como la
octava isla no acabe con uno de los pocos “paraísos” que quedan en Canarias. ¡Cada
vez son menos!
Buenas tardes
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